DESFOTOGRAFIANDO INDIOS:
LA HUELLA INVERTIDA
Edición digital nº +170 - 29 Dic 2015 - 9:33 - See more at: http://www.elorejiverde.com/index.php/el-don-de-la-palabra/403-desfotografiando-indios-la-huella-invertida#sthash.SBZAhsGb.dpuf
José Ribamar Bessa Freire
A principios del siglo XX, el fotógrafo ecuatoriano José Domingo Laso (1870-1927) retrató en imágenes la ciudad de Quito, donde nació. Acontece que allí vivían muchos indios que aparecían siempre en las fotos. Decidió que debían ser eliminados de las tarjetas postales que produjo. Los borró de las placas de vidrio - los negativos de la época - y cubrió los arañones con vestidos, sombreros de ala grande y otras ropas de gente de la alta sociedad. Listo. Quito transfigurada pasó a ser, en las fotos distribuidas por el mundo todo, una "ciudad sin indios, moderna, limpia y civilizada".
Quien reveló el uso de este artificio engañador para borrar los indios, precursor del photoshop, fue el propio bisnieto de José Domingo, François Laso, que organizó la exposición "La Huella Invertida" inaugurada en setiembre último en el Museo de la Ciudad de Quito donde está hasta el 15 de noviembre. Seleccionó cerca de 200 fotografías de su bisabuelo, originales y réplicas. Su objetivo es hacer una lectura crítica de la fotografía como elemento de construcción de la memoria social.
Photoshop del alma
El arte de la fotografía y de la tipografía la estudió el bisabuelo con los salesianos en la antigua Escuela de Artes y Oficios creada por el franciscano Jodoco Rique (1498-1575), que aprendió quechua para poder enseñar catecismo a los indios que bautizaba. De esta forma enseñó también a desfotografiar almas, pues la conversión a la religión católica implicaba que los andinos dejasen de ser indios. Más de tres siglos después, el fotógrafo haría con la foto aquello que los misioneros hicieron con la catequesis: borrar imágenes. Fue así que escondieron debajo del tapete de la historia los indios y sus religiones.
La persecución no se limitó a las fotos, ni a las religiones consideradas supersticiones, sino que se extendió a las narrativas míticas y a los saberes tradicionales. No titubearon en atribuir escandalosamente a Junípero Serra, canonizado hace dos semanas por el papa, el papel de héroe civilizador, alegando que enseñó a los indios a plantar, hilar y tejer. Jodoco Rique también "les enseñó a varios indios a cultivar hortalizas". Es decir, invirtieran los rastros, "enseñando" aquello que los indios, que domesticaron centenas de especies de plantas, ya sabían hace más de 5 mil años.
Las fotos adulteradas constituyen una expresiva metáfora de todo el proceso de manipulación de la memoria social. El talento del fotógrafo José Domingo fue reconocido por su bisnieto que a pesar de eso, no renunció al espíritu crítico. Cuando supo que las placas de vidrio descubiertas por la socióloga y fotógrafa Lucia Chiriboga, directora del Instituto Nacional del Patrimonio Cultural del Ecuador y autora de "Retrato de la Amazonía", corrían serios riesgos, François Laso decidió investigar más, organizando la exposición de la cual es el curador. Descubrió los riesgos en el alma y en la identidad:
- Hoy en día los indios son excluidos de los barrios, son relegados a las periferias o se esconden al dejar de vestirse como indígenas - declaró a El País. Piensa que “el racismo mordaz existente en Ecuador fue modelado por la fotografía” y que esa matriz racista prevalece hasta hoy. Explica que los indios eran considerados un estorbo para la imagen que su bisabuelo, propietario de un taller de fototipia, litografía y fotograbado, quería mostrar de Quito teniendo como modelo Nova York o Paris.
Imágenes de Rio
Esa es una aspiración también de ciudades como Rio de Janeiro que conmemora sus 450 años, conforme lo rememoran dos eventos realizados esta semana: las Jornadas Histórias Concisas do Rio de Janeiro en el Memorial Getulio Vargas, en el barrio de Gloria y el III Seminario Internacional América Indígena: Procesos de Mediación y Mestizajes, realizado en Seropédica (RJ), en el Campus de la Universidad Federal Rural.
Las Jornadas, organizadas por la Secretaría Municipal de Educación para profesores de la red, duraron tres días y contaron con varias mesas. Compartí una de ellas con los historiadores Ilmar Rohloff, Paulo Knauss y Maria Fernanda Bicalho. En esa ocasión cité la exposición de fotos en Quito para recordar la situación de los indios en la ciudad de Rio, cuya presencia también está tachada, tanto en los catálogos de los archivos como en la narrativa histórica.
La documentación muestra por ejemplo, que en los siglos XVII y XVIII, los Arcos da Lapa fueron construidos con el trabajo de los indios, "que son los trabajadores que en aquellas partes suelen trabajar", como indica una carta de André Soares, responsable por la construcción del Acueducto, conservada en el Archivo Nacional. En otro documento, el jesuita Plácido Nunes confirma que "en nuestros tiempos todas las Fortalezas, que se encuentran en Rio de Janeiro fueron construidas por los Indios (...). Sin embargo, esa información fue eliminada así como los indios en las fotos de Quito.
En el siglo XIX, sin domicilio fijo, los indios vagaban por las tabernas de la Candelaria, Santa Rita y São José, calles del centro de Rio, entrando en conflicto permanente con la Policía. La propia Cámara Municipal de Rio solicitaba la prisión de los indios para que trabajaran en las obras públicas, como en el caso de la reforma del Paseo Público en 1831, obra hecha con trabajo indígena. Esos datos que están en el archivo de la Policía de la Corte, fueron suprimidos de la historia de Rio.
Varios extranjeros que visitaron la ciudad en el siglo XIX dejaron relatos, además de una rica documentación iconográfica como las de Debret (1768-1848) y Rugendas (1802-1858). Indias lavanderas, a la vera del río, en Catete, donde lavaban ropa, fueron documentadas por Debret que escribió: "Sus hijos se tornan, con 12 o 14 años, excelentes criados”. Retrata indios de diferentes etnias alojados en la isla de las Cobras, en una choza de la Marina.
Los procesos en otros países del continente fueron abordados en el III Seminario Internacional América Indígena, organizado por dos programas de post grado de la Universidad Rural (UFRRJ): Ciencias Sociales e Historia. El historiador estadounidense Hal Langfur de la Universidad de New York (Buffalo) abrió el evento con una conferencia sobre los Estudios Indígenas y los Brasilianistas - y la antropóloga mejicana de la Universidad Autónoma Metropolitana, Danna Levin Rojo, terminó discutiendo el papel de los indígenas aliados de los españoles en la transición del Imperio a la Nación.
El Seminario de la Universidad Rural se desarrolló en la contramano del fotógrafo de Quito, buscando localizar los rastros indígenas. La primera mesa, Mestizajes y Fronteras, contó con la participación de Melvina Araújo (UNIFESP), Vania Moreira e Izabel Missagia, ambas de la UFRRJ. De la segunda mesa - Conocimientos Tradicionales y Reapropiaciones - participaron Regina Celestino (UFF), Juciene Ricarte (UFCG) y José R, Bessa (UERJ-UNIRIO).
Al igual que muchas ciudades de América, Rio siempre fue y nunca dejó de ser indio. En el siglo XX, los indios continúan transitando por la capital de la República, adonde migraban por diversos motivos. Sin embargo, la historiografía hizo con ellos lo que el fotógrafo José Domingo Lazo hizo con los indios de Quito. Felizmente, ahora, surgen historiadores que como el bisnieto de Laso, identifican e intentan corregir la inversión de los rastros.
P.S. - Publicada en Diário do Amazonas (04/10/2014), Manaus, y en Orejiverde (9/10/2015), Buenos Aires.
http://www.elorejiverde.com/index.php/el-don-de-la-palabra/403-desfotografiando-indios-la-huella-invertida
Agradezco a mi amigo André Lázaro (UERJ), ex-secretario de Educación Continuada, Alfabetización y Diversidad del MEC, la sugestión y el envío de la materia "Como se apagavam indígenas das fotos antes da era do Photoshop", de Soraya Constante, publicada en El País (28/09/2015).
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Museu americano convida visitantes a repensar cena estereotipada de índios
Diorama no Museu Americano de História Natural, em Nova York, era historicamente incorreto
Ana Fota - Folha de São Paulo, 25/03/2019
NOVA YORK
No Museu Americano de História Natural, em Nova York, um diorama mostra um encontro imaginado no século 17 entre colonos holandeses e membros da comunidade indígena lenape, em Nova Amsterdã, a atual cidade de Nova York.
O diorama pretendia mostrar uma negociação diplomática entre os dois grupos, mas as imagens contam uma história diferente.
Na cena, os indígenas usam tapa-sexo e suas cabeças são enfeitadas com penas. No segundo plano veem-se mulheres lenape, nuas da cintura para cima e usando saias compridas. Elas andam de cabeça baixa, com ar submisso.
Diante de um moinho de vento estão dois holandeses totalmente vestidos. Um deles, Peter Stuyvesant, é o governador colonial dos Novos Países Baixos (colônia holandesa na costa leste dos EUA). Ele estende a mão em um gesto cordial para receber oferendas trazidas pelos lenape.
Críticos dizem que o diorama mostra uma hierarquia cultural, não uma troca. Diretores do museu sabiam dessas implicações há algum tempo, e agora as estão corrigindo.
Criada em 1939, a cena é cheia de imprecisões históricas e clichês de indígenas, disse Bradley Pecore, historiador visual de origem indígena menominee e stockbridge-munsee. “Os estereótipos são problemáticos e poderosos. Eles moldam a compreensão que se tem dos indígenas.”
Há um ano, o museu pediu a ajuda de Pecore para resolver o problema. O diorama deveria ser removido? O vidro de proteção poderia ser retirado temporariamente para permitir alterações ao material?
“Poderíamos simplesmente ter coberto o diorama”, disse Lauri Halderman, vice-presidente de mostras do museu. “O mais interessante não seria eliminar os erros, mas reconhecer que eram problemáticos.”
A solução está escrita no vidro. É uma lição sobre a natureza da própria história, que está sempre em transformação.
A cena permanece intacta, mas agora com dez rótulos sobre o vidro explicando seus problemas. Eles foram redigidos após um processo de pesquisa que levou quase todo o ano de 2018. O maior enunciado convida visitantes a reconsiderar a cena inteira.
Os textos dizem que se a cena fosse historicamente correta, os lenape estariam vestidos com roupas de pele e usando enfeites que assinalavam cargos de liderança. Canoas teriam sido vistas na água ao lado dos navios europeus.
As mulheres não usariam saias pouco práticas que arrastavam no chão. E algumas provavelmente teriam participado das negociações, já que as mulheres lenape geralmente exercem papéis de liderança. Enquanto o diorama original identificava apenas Stuyvesant pelo nome, os novos textos referem-se também a Oratamin, um líder indígena.
“Um fio condutor do trabalho é tentar entender quem narra a história em museus”, afirmou Halderman.
O custo do projeto foi estimado por um representante do museu em dezenas de milhares de dólares.
Foi importante para Pecore que a exposição indicasse os efeitos contínuos da colonização, além de corrigir as representações estereotipadas. “Sempre que vemos indígenas em museus, eles estão em um canto brincando com pedras. Nunca chegamos a ser vistos como humanos modernos.”
As mudanças ocorrem após três anos de protestos do movimento Decolonize This Place (descolonizem este lugar), que exorta instituições a reconhecer lutas de povos indígenas, além de outros grupos que pediram ao museu que modificasse exposições que reduzem a importância de certos setores da população.
Tradução de Clara Allain